Playa Blanca Día 3 – Algo de aventura


Mi hermano apenas despertando en medio del hermoso amanecer.

Mi hermano apenas despertando en medio del hermoso amanecer.

Lee esta aventura en orden:

https://soymochilero.wordpress.com/2013/04/29/explorando-a-playa-blanca-baru-dia-1/  EXPLORANDO A PLAYA BLANCA (BARÚ) – DÍA 1

https://soymochilero.wordpress.com/2013/06/01/playa-blanca-dia-2/ PLAYA BLANCA DÍA 2

La segunda noche fue más cálida con nosotros. Al despertar al día siguiente nos sorprendió un hermoso día, muy soleado. Desayunando le dije a mi hermano: “Quedémonos hasta mañana. Tenemos aún buena comida y algo de dinero”. En realidad los dos estábamos felices allí, y por supuesto que nos quedaríamos hasta el siguiente día.

Este día lo empezamos con unas ganas impresionantes de vivir emociones nuevas, queríamos algo de aventura, explorar algún territorio desconocido o algo por el estilo, y a la final decidimos alquilar un bote (una canoa) en compañía de una pareja de manizaleños que vivían en el hermoso pueblo de Salento, Quindío; que recién habían llegado a la playa. Los cuatro saldríamos a navegar y estando lejos de la costa poder bucear (caretear) en busca de una grandiosa experiencia visual con la fauna marina del lugar.

Amanecer en Playa Blanca - Barú

Amanecer en Playa Blanca – Barú

La canoa la alquilamos en “La choza buena onda”, nos costó 11.11 USD (COP $20000) por una hora, y el señor Rigoberto, hijo de don Alcides, dueño del lugar donde nos hospedamos nos alquiló una careta en 2.77 USD (COP $5000), la cual estaba nueva, se notaba, aún hasta olía a nueva. Don Rigoberto nos pidió el favor de que le cuidáramos mucho esta careta.
Así que estábamos listos. Visualizamos “un claro”, un azul turquesa mucho más intenso, donde suponíamos había arena y era poco profundo. Como primera meta queríamos llegar hasta allá y estando allí lanzarnos al agua a caretear.

Mi hermano quiso llevar la cámara para sacar fotos de toda la aventura, esta no era acuática, pero llevamos bolsas comunes y también una con cierre hermético “por si las moscas”, arriesgándonos un poco.

Arrastrando la canoa para iniciar la aventura.

Arrastrando la canoa para iniciar la aventura.

Arrastramos la canoa hasta la orilla, llevándola luego flotando un poco más adentro evitando el rompimiento del oleaje. Nos sentamos en la canoa ordenadamente y partimos. La verdad ninguno de los cuatro tenía la más mínima idea ni la experiencia de remar y orientar correctamente un bote de-acuerdo al oleaje.

La pareja de Salento y yo remando. Mi hermano atrás sacando la foto.

La pareja de Salento y yo remando. Mi hermano atrás sacando la foto.

Yo disfrutando de la aventura.

Yo disfrutando de la aventura.

Sin mucho ritmo, sin coordinación, sin equilibrio, y después de unos cuantos minutos logramos avanzar unos 70 o 80 metros. Yo iba adelante (disculpen que me mencioné a mi primero), luego la chica y el chico de Salento y atrás mi hermano Camilo, quien iba sacando fotos; quien de repente junto con el otro chico, como en tono de broma dijo: “Nos estamos llenando de agua”. Todos nos reímos y seguimos como si nada, pero luego volvió a decir lo mismo, añadiendo: “Nos vamos a hundir”. Nuevamente nos reímos, pero cuando volteé a mirar realmente la parte de atrás tenía mucha agua, entonces empezamos a sacarla a lo que pudiéramos con la mano, pero el agua seguía entrando y definitivamente nos hundiríamos. En cuestión de segundos el bote se colmó de agua, nos volteamos y caímos todos al agua. Todos estábamos “muertos de la risa”, no se sabía quién se reía más. Antes de voltearnos mi hermano alcanzo a guardar la cámara en las bolsas y yo logré agarrar la careta que habíamos alquilado (pues esta iba puesta en la base de la canoa), obviamente no podía considerar perderla y posteriormente pagarla. Afortunadamente la canoa quedó flotando (al revés) y los chicos pudieron agarrarse; mi hermano y yo sabemos nadar entonces estábamos tranquilos, disfrutando de la aventura que anhelamos desde la mañana.

Pero luego paso algo realmente improvisto para mí. Siempre he visto en los programas de supervivencia lo peligroso que puede ser una cuerda dentro del agua, ya que te puede inmovilizar y no dejarte nadar. Y sin previo aviso, la cuerda con la que anclaban el bote se enredó en mis pies, y tal cual… al sentir que no podía nadar con mis pies me asusté mucho y me toco agarrarme del bote. Todos seguían riéndose, pero yo cambie de actitud, ya no me reía junto con ellos sino que me preocupe bastante. Con una mano me agarraba del bote y con la otra sostenía la careta que alquilamos, mientras mis pies luchaban solos por desenredarse de la cuerda, pero al parecer hacía todo lo contrario y resulte enredándome más. Le decía a mi hermano que me ayudara, pero él estaba en una situación similar, no tenía los pies enredados pero si se sostenía de una mano en la canoa para poder con la otra mantener alejada del agua la bolsa en la que había metido la cámara. Por esos momentos se te pasa de todo por tu cabeza, es asombroso un momento de esos como te puede hacer vivir tantas emociones y visiones juntas a la vez. En medio de mi desesperación, en cuestión de microsegundos me plantee algo: ¿O la careta o mi vida? Entonces solté la careta y quedándome la mano libre pude desenredarme y poder sentir algo de tranquilidad y poder seguir riéndome y viviendo ese gran momento de aventura. Parece exagerada mi determinación, en realidad solo podrían comprenderme si vivieran algo parecido estando en medio del mar, sin tocar fondo y sintiendo tus dos pies completamente amarrados. Todo ocurrió en cuestión de segundos.

Con los muchachos de "La Choza Buena Onda"

Con los muchachos de «La Choza Buena Onda»

Los muchachos de “La Choza Buena Onda” llegaron en sus tablas de surf para ayudarnos. Resumiendo un poco… aunque buscamos luego la careta no la pudimos encontrar, así que toco pagar aquella careta nueva, de la cual nos advirtieron y pidieron el favor de que la cuidáramos. Increíble!!

Nos quedamos sin dinero y los planes de quedarnos una noche más no los pudimos llevar a cabo. Y toco despedirnos de la playa hasta una próxima ocasión. Lo que sí se cumplió fue ese otro sentir y anhelo que también tuvimos esa mañana, lo escribo de nuevo… “Este día lo empezamos con unas ganas impresionantes de vivir emociones nuevas, queríamos algo de aventura, explorar algún territorio desconocido o algo por el estilo”.

Hasta luego Playa Blanca. Nos vemos...!

Hasta luego Playa Blanca. Nos vemos…!

Gracias le doy a Dios por permitirme vivir y disfrutar esos tres días en Playa Blanca – Barú y por si fuera poco, por hoy poder estar vivo y poder escribir y contar la historia.

Una respuesta a “Playa Blanca Día 3 – Algo de aventura

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